Internet tiene un nuevo sistema de protección de vídeo, el EME (Encrypted Media Extensions). De este modo, como en los soportes físicos, se podrá impedir que un usuario haga una copia fácilmente de un vídeo que está protegido con DRM (Digital Rights Management).
Es un estándar aprobado por el Consorcio de la World Wide Web, el W3C, y está pensado para que plataformas como Netflix y otros servicios de streaming puedan proteger su propiedad intelectual sin necesidad de que el usuario instale nada en su ordenador, como ocurría hace unos años con Flash o Silverlight. Sin embargo, no todo el mundo esté satisfecho ni con su naturaleza ni con las implicaciones que un sistema de protección de esta índole.
Varios investigadores que defienden la web abierta sugieran que esto da un gran poder a los desarrolladores de navegadores y a los proveedores de contenidos sobre el usuario, limitando también el acceso a investigadores y estudiantes de un contenido que puede ser crucial para ellos, como ha dejado caer Cory Doctorow en el blog de la Electronic Frontier Foundation (EFF).
Aunque tanto la EFF como la W3C abogan por un Internet abierto y accesible que no discrimine a los usuarios, el punto de desencuentro es complicado. La primera no quiere DRM y, en caso de aceptarlo, quiere que sea todo lo abierto como sea posible. Sin embargo, la segunda considera que, puesto que la protección del vídeo por métodos más restrictivos es inevitable, mejor que se haga con un estándar que a través de plugins de empresas terceras (como el Flash de Adobe).
El desarrollo de este sistema de DRM no ha sido sencillo y ha llevado más de cinco años. Desde el principio, hubo dos posturas enfrentadas: quienes querían defender la propiedad intelectual más vehementemente y quienes abogaban por mantener la web accesible y sencilla para los usuarios porque, después de todo, el DRM siempre termina siendo violado y el contenido expuesto.
A su vez, se apunta que estos sistemas podían complicar o impedir cuestiones como la creación de subtítulos o las capturas de pantalla, algo que hace más accesible el contenido o que permite trabajar con él más fácilmente. Otro punto crual, según apunta la EFF, es que no hay un estándar para descifrar el EME, por lo que los navegadores podrían imponer sus criterios en este sentido y complicar mucho el acceso a nuevos navegadores al mercado.
Tim Berners-Lee, creador de Internet; y Philippe Le Hégaret, director de proyecto en el W3C, han emitido una nota discrepando con todos los puntos criticados. Aseguran que el EME permitirá una mayor accesibiledad en tanto que es un estándar al que todo el mundo puede adscribirse y que eliminar la necesidad de plugins en favor de un sistema de DRM hará más sencilla la navegación.
La aprobación esta pasada semana del EME es un paso en la dirección planteada por el Consorcio de la WWW, pero la lucha aún no ha terminado y los críticos siguen dando batalla,
intentando modificar aspectos claves del estándar. No está claro cuántos cambios podrán realizarse tras la aprobación, sin embargo, pero todos los navegadores populares de la actualidad ya funcionan con él (Edge, Safari, Chrome, Firefox, Internet Explorer), del mismo modo que lo hacen servicios de streaming como Netflix, que lo integró en su reproductor de HTML5 en 2015.
En la práctica, la implementación del EME no ha impuesto grandes cambios a la forma en que consumimos contenidos, pero como apunta la EFF, esto no significa que el sistema sea idóneo y que no necesitara mejorar para evitar que en el futuro aparezcan situaciones de desventaja.
Fuente: www.elmundo.es
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